El día que la Virgen lloró en Siracusa

Sucedió un sábado 29 de agosto, día de la octava de la festividad del
Corazón Inmaculado de María, en Siracusa, Sicilia, en el barrio de Santa
Lucía, el más pobre de toda la ciudad. Santificado hacía mucho por el
martirio de la Santa, este barrio que había sido cuna del cristianismo era
ahora mayormente comunista. La calle de los Jardines de San Jorge figuraba
entre los más humildes, y en el N° 11 se encontraba la casa más humilde,
donde vivían unos obreros laboriosos, los jóvenes esposos Giusto-Iannuso.

En su habitación, estaba colgado a la pared un busto de yeso, regalo de uno
de sus parientes el día de su boda, ocurrida algunos meses antes. Era una
estatua de la Virgen María mostrando el Corazón, no como en la iconografía
clásica, atravesado por una espada de dolor, sino rodeada de espinas y de
llamas, como en el de la aparición de Nuestra Señora de Fátima, el 13 de
junio de 1917.

Esa mañana Antonina, la joven esposa, que sufría de un embarazo difícil, que
guardaba cama desde hacía algunos meses, se percató del sorprendente
milagro. Ella primero, y luego su cuñada, Grazia Iannuso: "Yo vi que la
madona lloraba, lloraba de verdad, de sus ojos le brotaban las lágrimas",
aseguró.

Enseguida, los vecinos constataron el fenómeno. Esa mañana del 29 de agosto,
la Virgen lloró seis o siete veces, y en la tarde lloró de nuevo, poco
después que Angelo, el marido, entró: "Entonces, se puso de rodillas y
rezó."


Hermano Miguel de la Santa Trinidad: Toda la verdad sobre Fátima, 1986
Dr. Ottavio Musumeci, « En Siracusa la Madona lloró, Salvator, 1956

Nuestra Señora de Quézac

Hay en Quézac una peregrinación mariana muy conocida. El origen de esta
devoción a la Virgen es milagroso: "En la primera mitad del siglo XI vivía
en Quézac un agricultor llamado Jacques Deleuze. Un día mientras trabajaba
en el campo, le sorprendió ver a sus bueyes que de pronto se negaron
obstinadamente a continuar. Los hizo retroceder y hacer de nuevo los surcos,
pero, cuando llegaron al mismo punto otra vez se detuvieron y no consiguió
hacerlos avanzar.

Jacques, muy sorprendido por este hecho fue a contárselo al cura y a los
notables del pueblo. Estos decidieron hacer excavar en el sitio indicado, lo
cual llevó a descubrir una estatua de la Santa Virgen. La imagen fue
trasladada inmediatamente a la iglesia parroquial, pero al día siguiente
desapareció, cuando la buscaron la encontraron en el lugar en donde había
sido descubierta el día anterior.

La Virgen quería ser venerada ahí. Entonces, le construyeron en el lugar una
iglesia bajo la advocación de la Natividad de la Virgen..."


Abad Solanet, "Historia de N. S. de Quézac", Mende, 1903

La Virgen de Hiroshima

Poco de tiempo después de la destrucción de la ciudad por la bomba atómica,
los jesuitas construyeron una cabaña, sobre las ruinas de la iglesia de
l'Asunción. Los monjes budistas llegaron a saludar a los misioneros
católicos y les pidieron que construyeran un templo por la paz que
representara a Hiroshima en el cielo.

Les jesuitas respondieron:
Claro que sí, construiremos una nueva iglesia, consagrada a la Madre de
Cristo quien ruega en el cielo por la paz.
Los budistas dijeron entonces :
Bien ! No existe mejor símbolo de la paz que el corazón de una madre.

Y fue así como fue construido el templo de la Paz, donde las hermanas
franciscanas rezaron el rosario siempre.


Attilio Galli, Madre della Chiesa dei Cinque continenti,
Ed. Segno, Udine, 1997, p. 445-456