Toledo, (656). Estos prelados vieron un inconveniente en el antiguo uso de
celebrar la fiesta de la Anunciación de la Santa Virgen el 25 de marzo;
comprendieron que esta solemnidad se encuentra de ordinario en los tiempos
en que la Iglesia está preocupada de los dolores de la Pasión, entonces
decretaron que en adelante se celebraría en la Iglesia de España, ocho días
antes de la Navidad, una fiesta solemne, con octava, en memoria de la
Anunciación, y para servir de preparación a la gran solemnidad de la
Natividad.
Luego, la Iglesia de España sintió la necesidad de volver a la práctica de
la Iglesia Romana, y las del mundo entero que celebran el 25 de marzo, como
el día consagrado para siempre a la Anunciación y la Encarnación del Hijo de
Dios: pero tal había sido la devoción de los pueblos a la fiesta del 18 de
diciembre, que se juzgó necesario guardar un vestigio. Se aplicó la piedad
de los fieles a considerar esta divina Madre en los días que preceden
inmediatamente a su admirable parto. Se creó, entonces, una nueva fiesta
bajo el título de la Expectación del Parto de la Santa Virgen.
Esta fiesta también se llama a Nuestra Señora del ¡Oh!, debido a las grandes
antífonas que se canta en estos días y que comienzan todas por la
interjección ¡Oh! y expresan la esperanza de los antiguos patriarcas y
profetas en la llegada del Mesías.
Dom Guéranger (1805 - 1875)
Año Litúrgico - 18 de diciembre
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